sábado, 10 de abril de 2010

Y así pasaban las horas...



Miraba atento. Miraba con detenimiento. No pestañeaba.

La otra parte también miraba de la misma manera. Suspiro.
Una suave brisa fluía entre el mirar, moviéndoles los cabellos. Levantó su mano para apartar el flequillo de los ojos en los que se veía reflejado, y descubrió pequeños surcos en aquella frente, marcados por el tiempo.
No obstante, la misma mirada, el mismo brillo.
Seguía sin pestañear.

Y así pasaban las horas...

domingo, 28 de marzo de 2010

Y ese... soy yo



Cuando se te rompa lo que más quieras,
siempre te quedará algo de segunda mano...

Y ese... soy yo.

domingo, 21 de marzo de 2010

Y... pasó...

Nunca sabemos el antojo del sino.
Nunca sabemos si le apetecerá la cara o la cruz.

Pasará...
No pasará...

Y, sí... Pasó.

sábado, 13 de marzo de 2010

Y duerme tranquilo...


Ya fuiste a dormir, donde los olivos sudan aceite.

Ya fuiste a dormir, donde la humedad desprende sabor a miel.

Y duerme hombre tranquilo, en el jardín del Edén…
...que yo vengaré tu memoria, a pedradas, cuando tú no estés.

jueves, 4 de febrero de 2010

Y... tú...



Escribiendo a la nada, motivado por el todo; sin querer queriendo... sin querer evitarlo. Vomitar lo de siempre, el interior, y como siempre, no saber lo que queda... ni lo que había.
Porque con una palabra tuya me cambia el gesto, porque con una palabra tuya se solucionaría todo.

Y... tú... sabes la respuesta.


domingo, 24 de enero de 2010

Y... ras ...


Sintió un cierto cosquilleo en su interior, su estructura se revolvía dentro del poro de su ser. A lo lejos divisó la luz, un pequeño hueco hacia el exterior. Una tormenta de recuerdos confusos llegaron hacia él, la resaca de lo que fue.


Pasaban las horas, los días.. y su carrera hacia fuera del hueco donde habitaba se iba haciendo realidad, veía cada vez con más nitidez la panorámica al exterior. Se sentía con fuerzas: había crecido, había aumentado su grosor de azabache.


No tardó en asomar su negra cabeza a la realidad y se dio cuenta de que no era el único. La alegría invadió toda su fibra, quería seguir creciendo y creciendo, ser parte de una unidad junto a los otros... hasta que pronto todo se volvió blanco. No veía a sus compañeros. Su ser estaba rodeado por una sustancia espumosa con cierto olor masculino... algo no iba bien...

Todo fue rápido. Decapitado de su raíz...


Y... ras...

sábado, 9 de enero de 2010

Y cerré los ojos...


Noche fría. Noche cerrada. A lo lejos divisé el parpadeo de pequeños cuerpos teñidos de luz de luna. Se agitaban, inquietos, desesperados. ¿Me saludaban?, o quizás ¿pedían ayuda?


Mi curiosidad infantil se veía atraída por el serpenteo hipnótico de aquellos cuerpos en movimiento. Me acercaba. Con sigilo. Atento. Cuanto más cerca estaba, más excitado estaba por el miedo. Cuanto más me arrimaba, más nítida se volvían aquellos cuerpos fantasmagóricos. Nada se escuchaba. Cerré los ojos. Sabía que debía de huir de allí... pero no podía.


Y de pronto descubrí de que se trataba: manos. Manos sin brazos, manos sin cuerpos, manos sin sangre; pese a eso, manos con vida, trozos de carne que se agitaban a la luz de la luna, manos que movían con alegría sus dedos, manos apasionadas, manos al aire...


Y cerré los ojos...